
El artículo.
Las invenciones de Teresa Gancedo
Por VICTORIANO CRÉMER
(Artículo publicado en Diario de León, el 21-12-1999, en la columna ‘Crémer contra Crémer’)
Ante la obra que la leonesa Teresa Gancedo expone en la Galería Ármaga, de la calle Alfonso V, no caben ni vacilaciones ni elucubraciones en el vacío. O se cree o no se cree. Se trata de un artículo de fe. Y también de un motivo espectacular de sorpresa.
El lenguaje pictórico de Teresa Gancedo es una invención, un reto que la propia pintora se plantea consigo misma hasta encontrar la palabra, el signo, la representación que verdaderamente necesita anotar y transmitir. Cabría hablar de un nuevo lenguaje del «collage», es decir, de la conjunción de materiales utilizados, con sabiduría y talento para que sin necesitar de insistir, la composición aparezca ante el espectador como una aventura acabada, bien acabada.
La obra de Teresa Gancedo transmite serenidad y dominio del medio del cual se vale para la transmisión de su mensaje. Bien sabemos que el término «mensaje» está un tanto malbaratdo por el mal uso, pero pensamos que sin embargo en este caso muy singular conviene rescatarle para enderezar la atención del espectador y evitar su dispersión o su confusión abrumado por términos que pretenden descubrir los entresijos, el hondón del pensamiento del artista.
La pintura, como la poesía, al decir de Aleixandre, es comunicación y por tanto impone este signo fundamental en la obra, hasta conseguir el destierro o el ostracismo al menos de todo aquel enjambre de manierismos que tan sólo tendían o tienden a que el espectador se pierda en la impresionante algarabía del laberinto.
Pese a la aparente oscuridad de la obra de Teresa Gancedo, al cabo de una cierta posesión del cuadro, se acaba por entender no ya la totalidad de la obra, si no, lo que para nosotros resulta más sorprenden, la particularidad emblemática de los signos. Por los signos les conoceréis y por cómo son estos elevados a la categoría de elementos sustanciales de la composición, de la fabulación.
Que aquí es donde acaso la sorpresa gozosa adquiere mayor relieve: precisamente en la capacidad de fabulación lírica que tiene la autora cuando emprende la tarea de creación. En la mayoría de las obras que Teresa Gancedo presenta en la muestra de Ármaga, se perciben claramente las líneas por las cuales discurre la corriente novelesca o poética de la autora.
Se asoman con tímidas gestuaciones a la ventana abierta sobre la tabla o sobre el lienzo, figuras, signaturas, alegorías, metáforas, que en resumidas cuentas constituyen la clave principal para el entendimiento de la pintura.
Pero que nadie se engañe. Lo que Teresa Gancedo persigue con ahínco y con fe segura no es la formulación de un repertorio de símbolos sino el dominio del territorio pictórico por el que transita. Se trata en suma de una obra sólida, inteligente y comunicante que busca y encuentra los mecanismos más adecuados y convincentes de expresión, lejos, o no tan lejos, de los principios gramaticales más tradicionales.
Huye del intelectualismo profesoral para entregarse con júbilo al descubrimiento de nuevas vías de entendimiento y de comunicación. Y lo consigue sin apelar a la retórica ampulosa del color que desconcierta o a la manipulación de formas anecdóticas.
La pintura de Teresa Gancedo obliga, como toda buena pintura, al aficionado de verdad a dejarse ganar por la emanación simbólica que desprende, por el tratamiento claro y convincente de la ejecución.
Cuando se trata de componer la gran antología de la pintura leonesa, la obra de Teresa Gancedo deberá ocupar un puesto destacado entre los mejores.