
Detalle de una de las obras de Teresa Gancedo en Ármaga. Foto: Marcelino Cuevas.
Teresa Gancedo desvela su intimidad pictórica
Por MARCELINO CUEVAS
Publicado en Diario de León (9-4-2017)
Contemplar las obras de Teresa Gancedo produce un cierto pudor. Es inevitable ante el ejercicio de sincera expresión de su más recóndita intimidad que la artista muestra en cada uno de sus cuadros. En ellos se cuentan profundas historias que desvelan cada secreto de su alma, cada rincón de su pensamiento, con objetos insignificantes, con figuras mínimas que por sí mismas nada explican, nada significan, pero que en el argumento pictórico de sus obras son capaces de crear toda una magnífica narración, la pequeña biblia de su intimidad.
Hace tres años que la pintora no mostraba sus trabajos en León y ha vuelto con un notable paso más en sus creaciones. En un capítulo importante de su exposición la artista se sumerge en los grises, deja que los colores se conviertan en luminosa anécdota para centrarse en un mundo en blanco y negro que flota sobre maravillosos papeles artesanales japoneses que ella convierte en geniales mosaicos. «Son —explica— como múltiples ventanas desde las que me gusta mirar ese universo que solamente yo veo». Un universo de trazos ingenuos que envuelven mensajes profundos.
Pero Teresa Gancedo también trabaja pequeñas esculturas, obras en las que se repite la inclusión de figuras perdidas y encontradas por su aguda mirada. Son como pequeños barcos que navegan por mares sin misterios, por aguas tranquilas que dejan que los ángeles piloten sus naves de juguete. Un ejercicio de sencilla belleza que sorprende y emociona.
Y en todas las obras de Teresa Gancedo alienta una inexorable brisa poética. Podríamos definir también sus cuadros y sus esculturas como hermosos poemas creados a partir de versos sueltos, de melodías creadas a partir de algunas de esas palabras que se lleva el viento pero que dejan una huella muy profunda en quienes las escuchan.
Asimilar la realidad
«Creo que mi trabajo plástico actual —dice la pintora— se podría definir como un tremendo esfuerzo por asir la realidad, digo asir, es decir, asumirla, interiorizarla, pasarla por el tamiz de mis expectativas, recuerdos, parte inconsciente de mi ser. Y mostrarla luego con todos esos extraños hallazgos que surgen de la fusión de las dos realidades, la externa dada y la interna sentida». Teresa Gancedo es una de las grandes pintoras clásicas de la pintura leonesa. Ella no olvida su tierra, recuerda con amor sus orígenes, por eso sería importante que se planteara una gran retrospectiva de su obra, en la que se reconociera su inmensa labor.